“Existen personas altas que no tienen amigos,
yo soy afortunado por tener varios”, Ángel
Faustino Sanmartín Espinoza, 43 años, nacido en la parroquia Chicaña del cantón
Yantzaza.
Su alma de niño y sus ganas de vivir minuto a
minuto lo destacan. Enfrenta el reto de habitar en un mundo construido para
personas con determinada talla. Le gusta su trabajo y asegura que su baja
estatura no es obstáculo para desarrollarse en la sociedad. Mide 1.25 metros
tiene acondroplastia; es una persona pequeña.
Conforma una familia de 7 hermanos, y es el
único que adquirió aquel desorden genético, pues a decir de su madre María Clemencia, en aquel tiempo no pudo hacerle ningún tipo de
exámenes médicos, lo que sí afirmó es que su abuela tenía baja estatura y por
ello asimilaron que fue un caso hereditario.
Angelito, es un gran ser humano, amigable,
sociable y trabajador, así se describe, pues desde los 14 años se ha
desenvuelto en diferentes trabajos; minero, ayudante de bodega, trabajos de
limpieza, albañil… actualmente es viverista. Gracias al vivero agroforestal de
la Junta Parroquial de Chicaña en convenio con el Gobierno Provincial, cuida a más 8 mil plantas, entre cacao, café,
cítricas, medicinales.
Dice sentirse agradecido por la oportunidad de
laborar en el vivero, pues indica que el aprendizaje ha sido fructuoso, “ahora
ya puedo injertar cacao”, dice entusiasmado. A lo que resalta que a diferencia
de otros Prefectos, la autoridad actual le dio vida a su parroquia, pues
asegura que los proyectos de producción, vialidad y emprendimientos han
fortalecido a su comunidad.
Es amante a la música, a la tecnología y al
deporte, gusta jugar al indor, pues su estatura le permite escabullirse fácilmente
entre sus contrincantes. Vive solo en una humilde casa que con esfuerzo
construyó, sin embargo la mayor parte
del tiempo lo pasa con su madre. Le
preguntamos: ¿ha sentido alguna vez rechazo social?, “siempre hay malos
comentarios y malas personas pero no hago caso,
yo me siento bien con mi cuerpo, y Dios me quiere así”, respondió.
“Algunos me dicen especial, otros discapacitado”,
nos cuenta, pero aquellas palabras parecen no importar, pues su objetivo está
centrado en continuar trabajando en el vivero, señala que de esta forma se
beneficia Zamora Chinchipe, por ejemplo citó que está en marcha un proyecto
medicinal, con una planta llamada estebia: propicia para combatir la diabetes,
“estamos contentos de poder servir a la comunidad, es un orgullo trabajar para
mi provincia”, resalta.
Ángel reconoce que algunas cosas como; cambiar
un foco, subir al bus, o manejar un auto le resultan complicadas, sin embargo
resalta que hay formas para reemplazar esas actividades complementándolas con
otras, por ejemplo para movilizarse nos cuenta que adaptó una bicicleta a su
tamaño y que se compró una moto cuadrón para los viajes más largos, “todo está
en nuestra mente, si queremos surgimos…”.
El mejor valor para él es la amistad, comenta
que tiene más amigos pequeños que grandes, los detalles, los chistes, las
anécdotas, las ocurrencias y la transparencia han hecho de Ángel un personaje
comprometido con la sociedad, la familia y sobre todo Dios. Con esto coincide Luis
Torres, técnico del Gad Provincial, quién lo conoce más de dos años, “mientras
realizamos el trabajo en el vivero, pasamos alegres, riendo, gracias a él y su
carisma”, señala, a la vez que lo define como una persona ejemplo a seguir por
su alta autoestima.