“Existen personas altas que no tienen amigos,
yo soy afortunado por tener varios”, Ángel
Faustino Sanmartín Espinoza, 43 años, nacido en la parroquia Chicaña del cantón
Yantzaza.
Conforma una familia de 7 hermanos, y es el
único que adquirió aquel desorden genético, pues a decir de su madre María Clemencia, en aquel tiempo no pudo hacerle ningún tipo de
exámenes médicos, lo que sí afirmó es que su abuela tenía baja estatura y por
ello asimilaron que fue un caso hereditario.
Dice sentirse agradecido por la oportunidad de
laborar en el vivero, pues indica que el aprendizaje ha sido fructuoso, “ahora
ya puedo injertar cacao”, dice entusiasmado. A lo que resalta que a diferencia
de otros Prefectos, la autoridad actual le dio vida a su parroquia, pues
asegura que los proyectos de producción, vialidad y emprendimientos han
fortalecido a su comunidad.
“Algunos me dicen especial, otros discapacitado”,
nos cuenta, pero aquellas palabras parecen no importar, pues su objetivo está
centrado en continuar trabajando en el vivero, señala que de esta forma se
beneficia Zamora Chinchipe, por ejemplo citó que está en marcha un proyecto
medicinal, con una planta llamada estebia: propicia para combatir la diabetes,
“estamos contentos de poder servir a la comunidad, es un orgullo trabajar para
mi provincia”, resalta.
El mejor valor para él es la amistad, comenta
que tiene más amigos pequeños que grandes, los detalles, los chistes, las
anécdotas, las ocurrencias y la transparencia han hecho de Ángel un personaje
comprometido con la sociedad, la familia y sobre todo Dios. Con esto coincide Luis
Torres, técnico del Gad Provincial, quién lo conoce más de dos años, “mientras
realizamos el trabajo en el vivero, pasamos alegres, riendo, gracias a él y su
carisma”, señala, a la vez que lo define como una persona ejemplo a seguir por
su alta autoestima.